La desgracia lo interrumpe todo; interrumpe la alegría, sin duda, es una puerta hacia la tristeza y hacia la incertidumbre; no se sabe cómo se reconstruye el futuro cuando se toca en la puerta de la desgracia; luego las personas reconstruyen su futuro, es así, así debe ser, pero ahí tienen el pasado, la evidencia de la desgracia que lo manchó, y eso ya es una memoria terrible de la que sólo se salta con la voluntad de hierro que no se sabe de donde sale, pues la desgracia produce al principio una pulsión de fortaleza y luego de desvalimiento, y en el desvalimiento se desvanece la fuerza. Siempre que hay una noticia de desgracia recuerdo ese tremendo párrafo en el que Mersault, el personaje de El extranjero de Camus, relata su ingreso en un futuro que ya va a ser la pesadilla que hay cuando tocas la puerta de la desgracia. Lo que ha pasado en Lorca, ese terremoto, es la expresión natural, terrible, de la naturaleza, su manera de hacerse azar y accidente; las consecuencias son dolor, tristeza, incertidumbre, todas las formas posibles de la muerte.
Consecuencias positivas son el descubrimiento de las capacidades de ayuda que tiene el ser humano, el alma está poseída por el gen de la solidaridad, y en momentos así se activa. Pero la desgracia ya no se borra, aunque el futuro se superponga a esa sombra.
Publicado en " EL Pais.com" Autor: Juan Cruz.
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