LA BIOLOGÍA DE HACER EL BIEN

Aunque el territorio del servicio es demasiado íntimo y demasiado sagrado para ser diseccionado por el bisturí, la medicina reconoce cada vez mas que el donarse a sí mismo a través del amor, de la creatividad o del altruismo es un movilizador para crear salud.

No te extrañe que dentro de un tiempo el médico recomiende: coma sano, haga deporte con regularidad, descanse bien, no fume, beba con moderación y haga algo bueno por alguien.

Hans Selye, fisiólogo húngaro pionero en la investigación sobre el estrés, consideraba que la ayuda a los demás actúa como una protección. No solo la acción misma de servicio es beneficiosa, sino también sus resultados, como la gratitud, el afecto y el calor humano que genera dicha acción.

La base de tal afirmación la encontramos probablemente en el estímulo a la producción de endorfinas, que son tranquilizantes del cerebro.

Otra investigaciónes demuestran que las buenas acciones benefician al sistema inmunológico, el cual está intimamente ligado a la mente. El cerebro se comunica por medio de circuitos neuronales con la médula ósea y el bazo, donde se producen células necesarias para combatir las infecciones. Por otra parte esta demostrado que los glóbulos blancos son extraordinariamente sensibles a los neuropéptidos, sustancias producidas por el cerebro.

En una investigación realizada en Harvard, el psicólogo Mc Clelland hizo que unos estudiantes vieran una película sobre la Madre Teresa. Antes y despúes del film se recopilaron muestras de salida de los estudiantes.

Se descubrió que todos ellos habían aumentado su contenido de inmunoglobulina A, anticuerpo que puede ayudar a combatir infecciones respiratorias.

No se trata de hacer grandes cosas. Con un simple acto consciente y desinteresado, con un solo minuto de plenitud podemos marcar la diferencia.

"NADIE ES TAN POBRE QUE NO TENGA ALGO PARA DAR, NI NADIE ES TAN RICO QUE NO TENGA ALGO PARA RECIBIR"

Maruso, Stella Maris, " El laboratorio del Alma", editorial Ediciones B