¿Por qué el lenguaje de las flores?... El lenguaje de las flores, fué un medio de comunicación en la época victoriana, en donde las flores y los arreglos florales se usaban para enviar mensajes codificados, sirviendo a sujetos para expresar sentimientos que de otro modo nunca se podrían hablar. Es algo que "Federico García Lorca" nos enseña en su obra :Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores. En una época dónde la mujer unica y exclusivamente se preparaba para el matrimonio(labores del hogar, aguja, bordado, alguna clase de música, quizás algún idioma_preferentemente francés).El esparcimiento estaba regido por la discrección, nada de libertad de sentimientos,las madres acompañaban a sus hijas a los parques, para vigilar su moral y coartar su libertad. Flores, abanicos, colores, pañuelos, sombrillas, tarjetas de visita eran elementos utilizados para enviar "mensajes cifrados": aceptar un amor, comprometer una cita a una hora determinada (sin que los demás lo advirtieran). En nuestros tiempos aquello nos parecerá una "cursilería, yo prefiero quedarme con la sensibilidad sentimental y tratar de elaborar "un blog" que no utilizará flores sino palabras y que espero llegue a todos los que se "acerquen" a ÉL. Tesy


lunes, 11 de abril de 2011

'Nadie dijo que fuéramos perfectas'

Habrá que entonar el mea culpa, chicas. No nos queda otra. Lo siento, pero se me colapsó la semana pasada el buzón de correo con mensajes de chicos detallando las cosas que hacemos que les bajan la libido y creo que es de justicia que reconozcamos, aquí y ahora, que nosotras tampoco somos perfectas.
Cuando pedí la ayuda de los lectores varones para poder escribir este post, lo hice pensando en que me mandarían listas interminables y variopintas de defectos que les quitan las ganas de llevarnos a la cama. Pero no. Digamos que en el 90% de los casos, los correos que me han llegado detallan nuestros malos vicios sexuales, y sólo un 10% se detiene en nuestra conducta antes de llegar al catre.
Es decir: de las tres C que citaba la semana pasada (cita, cena y coito), al 90% de los chicos que han respondido a mi petición les trae sin cuidado lo que hagamos en la cita y la cena, mientras no les arruinemos el coito. Aleccionador...
Otra cosa sorprendente es que, aunque yo me resistí todo lo que pude a entrar en texturas, olores y sabores (lo de los pies lo dijo él, no yo), los chicos han tratado a fondo esta cuestión. No lo pueden evitar, les gusta lo escatológico…
Pero vamos por orden. Haciendo un repaso a lo que va antes del sexo, los pocos que se han referido al asunto coinciden en que les baja la libido...
-Que no sepamos comportarnos en un restaurante. Y entre las cosas que nos han visto hacer a las mujeres está: comer "como trogloditas", comernos sólo una ensalada o negarnos a comer, ponernos la servilleta en la pechera (en mi vida), mirar compulsivamente el móvil o el reloj... Y (en esto tienen toda la razón), chicas, desempolvemos la cartera: de vez en cuando hay que pagar, compartir los gastos, o invitarles, que estamos en el siglo XXI.
-Que masquemos chicle. Ooooooodian el chicle. Y muchos también odian que nos sepa la boca a tabaco. Es otro magnífico motivo para dejar de fumar. Eso sí, pobres de aquellas que intenten aliviar la abstinencia del cigarrillo con chicles de nicotina…
-En la conversación está proscrito quejarse todo el rato (odian a las quejicas); decir que no nos gusta el sexo (de esto soy completamente inocente); presumir de que somos “hiper progres y mega tolerantes”; hablar de los ex novios, de las vacaciones de las amigas; que les preguntemos cuánto ganan, si tienen coche y si quieren tener hijos (al parecer es lo primero que se pregunta en EEUU…). Está prohibido hablar de casarse y algunos incluso prefieren no saber nuestros gustos literarios si éstos incluyen a Rosa Montero y Lucía Etxebarria (?). Recibí un correo en el que un chico decía que para él es la muerte erótica que una chica pronuncie las palabras “vagina” y “ano”. No me imagino el contexto de una primera cita en el que estas dos palabras entren en la conversación, la verdad…Salvo que lleguéis a la posición horizontal, pero entonces lo más seguro es que ya estaréis usando terminología menos científica.
-Tampoco les mola que bebamos demasiado, aunque alguno se empeñe en que no tengamos la copa vacía no vaya a ser que, en un momento de lucidez, decidamos que no nos gusta lo suficiente como para encamarnos con él.
-Está prohibido llevarles de compras en la primera cita. Y ahí me detengo, porque debo confesar que yo he cometido este pecadillo de juventud cuando me cité con un joven y, antes de nada, le arrastré literalmente a comprar el regalo de despedida de soltera de una de mis amigas a una tienda de lencería. No pretendía excitarle, pero tampoco pensé que se sentiría incómodo.El caso es que, cuando aquella cena terminó y decidíamos si dábamos el paso al coito, el chico, muy azorado, confesó que a él lo que le ponía era la ropa interior blanca y de algodón y que ver mi exquisito gusto por las transparencias, los ligueros y los encajes había fulminado por completo su excitación. Fuimos amigos, pero nunca amantes. Jamás pensé que a alguien se le bajara la libido al saber qué clase de lencería fina me gusta vestir. Por si acaso, no hagáis el experimento.
-Otra cosa que ABORRECEN es que no les digamos lo que nos apetece hacer. Vamos, el “me da lo mismo”, o el “no sé, decide tú” les saca de sus casillas. Es cierto que no hay que dar demasiada información sobre una misma, pero tan poca...
Respecto a nuestro aspecto físico, les mata…
-Que vistamos “una indumentaria de gala de los Oscar de un pueblo de Albacete: emperifollo indigesto y epiléctico”. Con toda la razón del mundo, vamos…
-Que alguien se presente con el pelo sucio y sin maquillar; o demasiado repeinada y maquillada, o con los tobillos anchos (qué desconsiderada… que se ponga los otros antes de salir de casa o lo advierta cuando le pidan una cita), o con un chupetón en el cuello (perfectamente comprensible), con halitosis (ufff), con demasiado perfume, con las uñas desconchadas, con las uñas largas, con zapatos incómodos que no le dejen andar… Eso en cuanto a lo que se ve a simple vista.

Ilustración: Luci Gutiérrez
Porque de lo que hay por debajo, es unánime que a los chicos les horroriza…
-Que el sexo, por el motivo que sea, huela fuerte. Si te tienes que dar un agüita antes, adelante, no seas tímida, te lo va a agradecer (y, por favor, si eso te pasa a menudo, háztelo mirar…).
-Que estemos sin depilar. Pelos no. Ni un pelo. El 99% de los que contestaron dijeron que les gustaba más bien poco, invisible, incluso inexistente en el monte de Venus. El ideal es el famoso coño-muñeca (cuánto daño ha hecho el porno…). Aunque alguno afirmaba que le hacía ilusión ver vello ahí abajo, reconocía que mejor si era meramente testimonial. Hubo uno que escribió con toda su paz que a los chicos les gustaban depilados con láser, que si no, pobrecitos, se pinchan. Vamos, que a nosotras no nos duele que nos acaricien el mismísimo con barba de cuatro días, y más si estás depilada como una Barbie. Qué va, hombre, qué va… si lo tenemos de esparto. Que ya he averiguado yo para qué puso Dios pelos en esa parte del cuerpo: como mecanismo de defensa: “Me atacas con tus barbas, pues prepárate para meterte en la selva, que esto es la guerra”. Un amante que tuve gastaba barbita incipiente y sin afeitar y, las veces que hacía incursiones por ahí abajo me dejaba la zona cero como si me hubiera pintado los labios…
-Las piernas también tienen que estar bien depiladas y las axilas ni te cuento.
-Pero es que los hay que entran en detalles como que no puede haber ningún granito en zonas besables del cuerpo, ni tatuajes, ni piercings, ni oler a crema, ni a sudor (prefiero la crema), ni los pies mal arreglados…
La ropa interior, aunque nos pensemos que ni se fijan en ella, ha hecho correr ríos de tinta en esta encuesta.
-Desengañaos: los chicos no son tontos y odian los pantys. Y, oh sorpresa, no son muy partidarios de los tangas salvo que tengas un culo de infarto.
-Por supuesto aborrecen con especial inquina la ropa interior fea, insulsa, desgastada y/o de color carne. El color carne, el visón y el béis tienen que morir. Es así de sencillo. Y las firmas de lencería tienen que entender de una vez que hay que fabricar más sujetadores color rosa claro que es 100% invisible, mucho más elegante, y no provoca que nuestros chicos sientan repugnancia al verlos. Haced la prueba. Por cierto: las bragas de Piolín, el pato Donald y Hello Kitty no están invitadas a esta fiesta. No les hacen gracia. Ojo, ni los sujetadores con relleno.
Vale. Imaginemos que ambos hemos superado la cita, la cena y estamos en casa de uno de los dos camino del coito.
-Ni se te ocurra hacer nada en el váter que implique ruidos escatológicos y tirar compulsivamente de la cisterna (eso vale para todos, chicos), ni te sientes en el excusado delante de él. Pero eso nunca: ni en la primera cita ni en la última. No hay nada que mate más la pasión en una pareja que meterse juntos en el baño, que no somos todo espíritu
-No se practica el sexo en la cama de la abuela (que les da mal rollo), ni con las mascotas mirando (que se desconcentran), ni con la compañera de piso al lado (que les da corte)…
-Tampoco se le habla al pene. Da igual si él le llama Pequeño Juan, o Terminator, tú no tienes tanta confianza porque acabáis de ser presentados. Así es que no le hables, que no te va a contestar, ni le hagas vestiditos con tus calcetines, ni lo muerdas, ni lo compares con el de tu ex (qué mal gusto), ni lo estrujes, ni lo agites como si fuera una coctelera…
-La mayoría no soportan que estemos acomplejadas por el físico, así es que no te disculpes por tener poco pecho, o estrías y no le hagas notar que no tiene los abdominales como Cristiano Ronaldo (ya lo sabe).
En cuanto a la actitud durante el sexo…
-No gastes bromas para quitarle las ganas si a ti no te apetece; se honesta y di que no. Y avisa si tienes la regla (tiene derecho a saberlo).
-No te conviertas en la novia cadáver: enciende la luz y sé activa, que les mola que participemos el polvo que estamos echando, que parezca que estás disfrutando y que sea verdad. No hay nada que les fastidie más que finjamos MAL un orgasmo. Es como copiar en un examen: tú puedes hacerlo, pero siempre que no te pillen…
-No chilles como si estuvieses poseída, ni le llames “campeón”, ni le hables con acento cubano, ni le indiques como si fueras un GPS (guiarles de la manita es mucho mejor)... Pero sobre todo y por encima de todas las cosas no le preguntes: “¿La has metido ya?”.
La cama de Pandora
27 ENE 2011

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