Logran domesticar a las abejas de la miel para responder a luces de colores.
Se trataba de ver qué papel juegan las antenas de las abejas de la miel para responder a las señales visuales.
Los investigadores inmovilizaron a las abejas con alfileres en pajitas para beber para poder analizar sus respuestas.
Un equipo de investigadores de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte ha logrado que las abejas de la miel respondan a determinadas señales visuales sin necesidad de que estén asociadas a olfativas, según un artículo que se publica esta semana en PLoS ONE.
Para analizar las respuestas, los científicos inmovilizaron a las abejas en una pajita para beber, sujetas por dos alfileres a amabos lados del cuello. De esta manera, se centraron en su objetivo: ver qué papel juegan las antenas en abejas entrenadas para responder a determinadas señales visuales. Así, se vio que las abejas instintivamente extienden su larga lengua (probóscide) cuando sus antenas son expuestas al dulce.
¿Pero qué pasaba cuando esos estímulos no eran olfativos sino visuales? En esto trabajaron los investigadores, y descubrieron que con entrenamiento, las abejas eran capaces de responder a estos estímulos sin necesidad de que estuvieran asociados a sabores dulces. Y además, realizaron otro descubrimiento: las abejas jóvenes aprendían antes que las viejas.
Hay que cuidar a las abejas , si estas nos faltaran, si se extinguieran, EL MUNDO TAMBIÉN LO HARÍA.
Comprobadamente las abejas están muriendo en el mundo. Una epidemia extraña las está matando. Ellas son fundamentales para nuestro equilibrio ecológico, el que sin ellas colapsará en poco tiempo ¿Es el principio del fin? “Si la abeja desapareciera de la superficie de la Tierra, entonces el hombre sólo tendría cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni plantas, ni animales, tampoco humanos”. Esta frase, y que algunos se la atribuyen a Albert Einstein, advierte una verdad que pareciera estarse cumpliendo.
¿Pero qué pasaba cuando esos estímulos no eran olfativos sino visuales? En esto trabajaron los investigadores, y descubrieron que con entrenamiento, las abejas eran capaces de responder a estos estímulos sin necesidad de que estuvieran asociados a sabores dulces. Y además, realizaron otro descubrimiento: las abejas jóvenes aprendían antes que las viejas.
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